«El amor solo es posible cuando aceptamos nuestra ineludible soledad; no es el encuentro de dos incompletos, es el encuentro entre dos completos. Amar no se da en la fusión (la cual asusta, pues nos quita la autonomía); tampoco está en la separación (pues nos quita el apego). Está en la posibilidad de ser uno y luego decidir si se quiere o no compartir la vida con la persona que nos atrae…cada persona debe ser una unidad” (Gikovate, 1996). 

Debido a los tiempos que corren, parece que hablar de amor sea una cuestión solo de poetas o de “blandos”, sin embargo, no nos damos cuenta de la importancia del mismo en nuestras vidas.

Desde que somos pequeños, nos vemos fuertemente influenciados por lo que nuestros progenitores verbalizan sobre lo que esperan de nuestras parejas, sobre qué características han de tener, forjándose así una imagen ideal en nuestras mentes sobre qué es “lo mínimo” que debemos “aceptar”. Es decir, nuestras familias de origen nos crean determinadas expectativas de lo que sería el amor perfecto, las cuales se van diluyendo con el paso (y en muchas ocasiones, el peso) de nuestras experiencias, lo cual nos lleva a hacer una toma de contacto con la realidad y nos damos cuenta de que aquello del amor perfecto, es difícil de encontrar. Cabe reflexionar en que en una pareja, posiblemente, haya formas diferentes de entender la relación, cada par puede no sentir el amor de la misma forma.

Según Sternberg (1998) los tres componentes del amor son la Intimidad, la Pasión y el Compromiso, y dependiendo de cómo se combinen configurarán un tipo de amor u otro. Los problemas suelen surgir cuando en las parejas,  una parte otorga un valor a un componente notablemente diferente al otro. Estos tres componentes se expresan a modo de triángulo,y el equilibrio o desequilibrio, huelga decir, marcarán el curso de la relación.

Creo que merece la pena asentar una buena base en la relación a través de una sincera comunicación en la que ambas partes, expresen qué es para cada uno de ellos el amor, cómo entienden las relaciones de pareja y ver si podrían encajar (sin forzar demasiado, según mi opinión) la pieza del puzle en el mismo. Es lógico que cada uno de nosotros sea capaz de tomar conciencia en la  forma que nos están pudiendo condicionar anteriores experiencias vitales, y sobre todo, intentar disociar cada una de las relaciones anteriores con la presente.

No sé si recordáis un libro, Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus. Cuando alguien hace alusión a lo diferentes que somos, no puedo estar más de acuerdo. A pesar de que genéticamente somos similares, no somos idénticos, lo cual hace que nuestra manera de expresarnos, de sentir, nuestros códigos de comportamiento sean diferentes, nuestros valores existenciales suelen ser distintos.  Por esto, considero que se debe comprender y empatizar lo máximo que nos sea posible con la forma de comportarse del otro, cómo piensa, cómo siente, procurando no juzgar a priori, así se evitará caer en malos entendidos, y si los hubiera, a través de una buena comunicación, solucionar los mismos. Hablar abiertamente (aunque cueste) sobre dónde ubicamos nuestra relación, y si se pueden encontrar nuestros valores, pensamientos y creencias alineados, es una cuestión que es importante descubrir, cuanto antes, mejor.

Diferentes estudios parecen evidenciar que las mujeres, podemos sentir bastante pasión al comienzo de las  relaciones, lo que ocurre es que, aunque ahora parece que se ha dado un giro a  esta idea, se nos ha enseñado que debemos cohibirnos; en cierto modo, la sociedad nos manda inputs contradictorios: por una lado debemos ser sexualmente apetecibles, pero por el otro, si lo hacemos y además lo demostramos, dejaremos de ser morales, dejaremos de ser unas señoritas. Por este motivo, las mujeres, cuando conocemos a un hombre, nos centraremos más en buscar cierto grado de compromiso basado en el logro y desarrollo de la intimidad, entendida la misma como vínculo emocional con el objetivo de conseguir una relación más estable y duradera. La intimidad será como las ganas que tenemos de conocer en profundidad a nuestra pareja. 

Con los hombres es diferente, ellos (sin incurrir en las generalizaciones) cuando conocen a una mujer que es gusta, se centran más en la pasión (el sexo) que en la intimidad y el compromiso, y no solo esto, sino que sienten miedo al expresar sus sentimientos tachándoles de blandos. Asimismo, los varones se sienten más cómodos que las mujeres en las relaciones pasajeras porque entienden que de otro modo, van a tener que renunciar a su independencia. 

Uno de los problemas que pueden surgir en las parejas es este: las mujeres debemos expresar nuestras emociones y, sin embargo, los hombres reprimirlos, lo cual lleva las mujeres ( no todas) hagan preguntas para explorar qué piensan y  qué sienten, algo que a los hombres no parece gustarles porque lo sienten como una intromisión y puede traer consigo la huida o el aislamiento.  

En resumidas cuentas, los estereotipos nos podrían limitar, determinando un tipo de relación con discusiones, tristeza, frustración y muchas rupturas. 

Haremos un breve recorrido entre las diferentes formas de amor y veremos, al hilo de una pregunta que me hicieron hace poco, algunos motivos por los que una parte de la pareja pueda salir corriendo.

Amor consumado vs Amor romántico:  Las mujeres tendemos más a creer en el amor consumado, donde los tres componentes del amor se encuentran bastante equilibrados (pasión, intimidad y compromiso), sin embargo, los hombresno, suelen declinarse más por el amor romántico, donde sí se aprecia un desequilibrio, estando inclinada la balanza más en la intimidad y en la pasión y bastante menos en el compromiso. 

Tanto hombres como mujeres sentimos una fuerte atracción física, pero la diferencia es que los primeros, a pesar de haber desarrollado cierta dependencia emocional, no están muy dispuestos a dar más de sí mismos a través del compromiso. Cuando una mujer se da cuenta de esto, a modo de protegerse, suele apartarse, y por ende, los encuentros sexuales también. Los hombres, al no estar al tanto de lo que le pasa a la mujer, no entienden qué está ocurriendo, y en lugar de pensar en “miedo al abandono”, lo que perciben es que ya no se les ama, siendo esto motivo de huida, en cuyo caso, la mujer pasará a sentirse utilizada como un mero objeto sexual. 

Amor y compañerismo vs Amor vano: En esta ecuación los vértices están desequilibrados también para la mujer, siendo más proclives a la intimidad y compromiso y menos a la pasión; en los hombres, se dan altos niveles de pasión y de compromiso pero la intimidad es prácticamente nula, es decir, deseos incesantes de tener relaciones sexuales con su pareja, incluso querer comprometerse pero sin apenas conocerla, lo cual no parece tener mucho sentido y posiblemente, esta relación esté destinada al fracaso. 

Nuevamente la mujer puede tender a alejarse percibiendo como extraño este comportamiento de su pareja, el hombre lo entiende como un rechazo y huye, lo que impactará de manera muy negativa en la mujer, sumiéndola en una profunda tristeza, se sentirá utilizada.

Esta ecuación puede aparecer en la etapa de desencanto, especialmente si han salido a la luz partes de la personalidad del otro que no nos gustan (se hace alusión más a las mujeres).   Se querrá permanecer apoyando al par, pero la pasión no tendrá nada que ver y el varón podría empezar una relación en la que se sienta amado y deseado. Lo que es casi seguro, es que habrá ruptura. 

Amor romántico vs Amor insensato: Aquí sí hombres y mujeres estamos de acuerdo en algo: no se quiere ningún tipo de compromiso. Si la mujer se inclina por el amor romántico, los lados de intimidad y pasión serán más notables, pero el del compromiso, no. Los hombres quieren tener altas dosis de sexo (pasión) sin embargo, ni intimidad ni compromiso. Como vemos, ninguno de los dos pondrá empeño en afianzar la relación, ni tendrán conceptos del amor ni triángulos similares. 

Podría ser que el hombre pasara por una etapa de “enamoramiento”, como sabemos un tanto irracional, adictiva y en la que la pasión es esencial, pero ni se vincula emocionalmente, ni quiere conocer a su pareja en este sentido y mucho menos, aceptar cualquier tipo de compromiso. Si la pasión desciende hasta que él deja de sentir ganas de tener momentos íntimos con su pareja, se marcha. La mujer en la etapa de enamoramiento sí desea conocer a su pareja para poder disfrutar más del sexo, pero cuando percibe que no se encuentra en la misma línea que él, se sentirá utilizada y frustrada, y en este caso, será ella la que se deje la relación. 

En esta relación, a decir verdad, pocas hipótesis podemos crear, yendo a lo que expresaba al principio, nos encontramos con ausencias de objetivos comunes, triángulos desequilibrados y, por ende, rupturas. 

Bibliografía: 

Barrios, A. y Pinto Bismarck (2008). Concepto de amor en la pareja. SciELO, Vol. 2, 144-164. La Paz, Bolivia.