Me parece increíblemente bonito este concepto que proviene del enfoque psicodinámico y que hoy, quiero compartir con vosotros/as. Ya la palabra, cuyo origen es el francés y significa ensoñación, me parece absolutamente bella.

En palabras de Icart y Feixas (2013):

«La madre coge el malestar de la criatura, le da la capacidad para contener y transformar el malestar en pensamientos. La manifestación del malestar adquiere sentido (el niño tiene hambre, frío…), cosa que permite a la madre actuar en consecuencia. Si la actuación es adecuada, contribuiría al desarrollo emocional y cognitivo del bebé».

Cuando se menciona el hecho de actuar en consecuencia se refiere al estar, al coger al bebé cuando su demanda sea esa, a la cercanía con su mamá. De este modo, se creará un estilo de apego seguro, el cual impactará de manera positiva en la personalidad del bebé, en cómo se relaciona con otras personas, su autoestima, su seguridad y, como comento anteriormente, a nivel cognitivo también.

Si un bebé llora es su manera de decirnos que le está sucediendo algo, no lo pases por alto, ve, cógelo/a, que te sienta cerca, háblale, abrázale mucho, no pasa nada, no se va a «malcriar», todo lo contrario.

Cada día puedo ver en adultos dificultades que tienen mucho que ver con su estilo de crianza, con el vínculo que hubo con su madre incluso antes de nacer, temas de ansiedad, duelos que se han pasado por alto, depresión, incluso adicciones. Es fundamental en Infanto-Juvenil que los niños y niñas se sientan en un entorno seguro, que sepan que su mamá y su papá van a estar ahí, pase lo que pase.

Un abrazo y gracias por leerme,

Ana