¿Nos cambiamos el caparazón?

A veces me pregunto qué podemos hacer en una situación de sumo estrés,  como por ejemplo, la que nos encontramos viviendo actualmente. Qué podemos hacer cuando sentimos que nuestras costuras de nuestra piel están a punto de explotar

Bien, esto es algo que yo misma he sentido y que, en ocasiones, veo que sucede a algunas personas con las que colaboro. Como afirma el rabino, es positivo sentir esa incomodidad  porque normalmente, es lo que no va a llevar al cambio, esa sensación de “no aguanto más”.

Quizás a veces merezca la pena apartarse un poco, tomar distancia de esta vorágine que nos tiene un poco atrapados y  de la que parece que solo somos conscientes cuando paramos. Irnos debajo de unas rocas, donde nadie nos vea, donde solo nos escuchemos a nosotros mismos y ver qué sentimos, qué nos tenemos que decir, qué queremos hacer. Estamos en el momento perfecto para ello, ¿y si lo aprovechamos?

Quizás también merezca la pena saber bien a dónde nos dirigimos, con quién, cómo, y el archifamoso: PARA QUÉ; y darnos cuenta de si el caparazón nos viene pequeño, si nos está presionando demasiado.

Como decía Coco Chanel: “Menos es más”.

Nuestra identidad no es simple, ni inmutable, va cambiando a través del tiempo por muchos motivos, por nuestras experiencias vitales, por nuestro grado de madurez y por diferentes motivos más, así que yo creo merece la pena cambiarse de traje, mutar, tomar conciencia y darnos cuenta de cuánto tiempo, (si es que nos está sucediendo), llevamos sintiendo esto.

Es positivo parar, saber si nos sentimos cómodos o no, y e ir a la  acción en el caso de que no, de que nos sintamos mal.

Pensar está muy bien, es necesario, pero cuánto tiempo, posiblemente sería buena idea pasar de pensar a la acción una vez que se ha reflexionado sobre qué traje queremos llevar, la talla, la calidad, y muy importante, que sea un traje que se adapte a las situaciones más dolorosas que nos plantee la vida. En psicología viene de la terapia conductual más pura, se llama exposición, y sí, suele ser duro, sin embargo, se obtienen muy buenos resultados

Recuerda, cuando sientas presión, que quizás sea buena idea dejarte ir, conectar con tu dolor, con tu incomodidad, para luego volver con una ropa nueva que no nos apriete y con las costuras de nuestra piel sin ninguna tensión.

“Si me necesitas, silba. ¿Sabes silbar?”

Este post lo he recuperado de mi primer proyecto:

Este post lo he recuperado de mi primer proyecto:

www.organiccoaching.es

Un abrazo y gracias por vuestro tiempo.

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