La semana pasada escribí sobre la teoría del apego, y a raíz de esto, una persona me propuso escribir sobre cómo impacta el estilo de apego en nuestra edad temprana y las relaciones de pareja.

Nos encontramos con un concepto que considero importante mencionar, los modelos operativos internos (MOI), y que los podemos definir como las representaciones mentales que tenemos tanto de nosotros mismos como de los otros, y la influencia en cómo nos relacionamos a nivel pareja.

Por un lado, es comprensible que la importancia de la imagen que tenemos de nosotros mismos, va a influir directamente con el nivel de ansiedad ante un posible abandono de nuestras parejas o de ser rechazado cuando nos sentimos atraídos por una persona, por lo que personas con una visión positiva de sí mismas, tenderán a tener niveles bajos de ansiedad ante estas posibilidades, ya que se van a considerar dignas de ser amadas y cuidadas. Sin embargo, las personas con una visión negativas de sí mismas, serán personas que se encuentren preocupadas ante estas ideas de rechazo y/o abandono.

Si hablamos de la imagen que tenemos de los otros, veremos cómo afecta también. Seguro que conoces a personas que casi en el momento en las que las conoces, se abren a ti, y se produce una sensación de seguridad, confianza, fiabilidad, disponibilidad. Estas personas son las que tienen una imagen positiva de los otros, y facilita mucho que se puedan establecer relaciones cercanas con otros. También habrás conocido personas que muestran desconfianza y que son poco receptivas, suelen evitar la cercanía, hablar de sí mimos y mostrarse tal y como son, lo que a veces nos lleva a pensar: Qué persona más fría.

Para relacionar de manera más directa y clara los estilos de apego de los que escribí la semana pasada, me gustaría centrarme en dos dimensiones que son las que explicaba en el párrafo anterior, la ansiedad por el abandono o rechazo y la evitación de la cercanía emocional. Vamos a ver las cuatro categorías de apego.

El apego seguro es el que todo el mundo desearía tener, ya que nos facilita enormemente las relaciones de pareja. Desde la imagen positiva de nosotros mismos, podremos tener relaciones más sanas, con buenas dosis de confianza en nuestros pares, porque como comentaba antes, nos consideramos merecedores de que nos quieran mucho y muy bien, lo que nos hará disfrutar de las relaciones sin el factor ansiedad ni evitación ante la cercanía con el otro. Es la envidia de todos los apegos.

Las personas con mayor seguridad en el apego tienen experiencias amorosas más felices, con una base muy potente tanto de amistad como de confianza y esto, como es lógico, hace que las relaciones se vivan con mayor satisfacción.

El apego evitativo o desentendido lo presentan personas con un self (autoconcepto) muy positivo de sí mismos y un concepto negativo de los demás. Con este escenario es fácil pensar que son personas que muestran baja ansiedad y alta evitación. El pensamiento sería algo así: Nunca dejarás a una persona tan maravillosa como yo, y por la parte que me toca…no me fío mucho de ti, por lo que voy a mantener cierta distancia.

Este tipo de apego, parece no estar bien visto ni por hombres ni a mujeres. Es de suponer que a nadie le gusta que sus parejas se muestren distantes, frías, sin embargo, está mejor «aceptada» que la ansiedad. Normal.

El ansioso/preocupado tiene un autoconcepto negativo sobre sí mismo y, sin embargo, piensan de manera muy positiva del resto, con lo que es lógico que tengan miedos respecto al abandono, creando alta ansiedad. Si hablamos de la evitación, en estos casos, no se producirá, ya que estas personas son capaces de mostrarse cariñosas, cercanas, confiadas.

El temeroso es el que peor lo pasa, ya que tiene una idea negativa tanto de sí mismo como de los otros, con lo que por una lado, sentirá que va a ser rechazado y/o abandonado en cualquier momento, y además, que no puede confiar en los demás, con lo que tanto en la ansiedad como en la evitación tendrá «buena nota»

Respecto a los apegos inseguros, tanto el ansioso como el temeroso repercuten negativamente en cuanto a la satisfacción que sienten en las relaciones de pareja.

La buena noticia es que estos aspectos negativos que, en muchas ocasiones, pueden estar con el vínculo afectivo que hemos tenido con nuestros cuidadores, se pueden trabajar yendo a terapia. Por otro lado, cabe mencionar que por situaciones personales de nuestra vida, como puede ser una ruptura dolorosa, con infidelidades, provoquen episodios que puedan hacer de un estilo de apego seguro otro ansioso o evitativo, en cuyo caso, una vez pasado el duelo, es previsible que se vuelva al origen. Por supuesto que en estos casos, una relación basada en el respeto, la confianza, el amor y la sinceridad, aportaría muchas papeletas para que esto sucediera más pronto que tarde.

Un abrazo y gracias por leerme.

Ana,

«Si me necesitas, silba».

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