Terapia integrativa

Durante años trabajé muy centrada en la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), una herramienta eficaz y necesaria para muchos procesos. Y lo sigue siendo: para algunas personas, para ciertos síntomas y para momentos concretos del tratamiento, la TCC es clara, directa y muy útil.

Pero con el tiempo me di cuenta de algo importante: había personas que, aun entendiendo perfectamente sus pensamientos y conductas, no avanzaban. No porque hicieran algo mal, sino porque lo que les pasaba estar asustado, pero sobre todo, es habitual escuchar que se tiene ansiedad. Por este motivo, me parece importante matizar algunas diferencias.
Para que se logre comprender más fácilmente, el miedo, entendido como la valoración de que nos encontramos ante un peligro (real o no), en una situación determinada, es la base de la ansiedad. Dicho de otro modo, el miedo es la base de la ansiedad, es la respuesta emocional -sentimiento negativo- que proviene de la emoción del miedo.

Existen diferentes tipos de trastornos de ansiedad dependiendo de la sintomatología que presente el paciente: Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG), Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), Agorafia, Trastorno del pánico, Ansiedad Social, Fobia Específica (entre otros).
Lo más probable es que la ansiedad se desarrolle cuando nos encontramos en espacios donde la presión, la demanda y el estrés forman parte de la vida cotidiana de la persona.
La ansiedad y el miedo están orientados al futuro, y predominan pensamientos recurrentes negativos que incluyen preguntas que forman parte de nuestros diálogos internos que comienzan con un ¿y si..?